jueves, 16 de febrero de 2012

PALABRAS

Ayer, apenas, vi las sombras del patíbulo;
eran verdes, eran rojas, eran blancas,
tricolores eran;
eran como el color de mi bandera...

Ayer, apenas ayer, las vi ondeando sobre mis recuerdos;
eran verdes, eran blancas, eran rojas y fosforecían
como amenazando al horizonte y a mí, en particular...

Las vi ayer apenas, ondeaban tranquilamente sobre la calle,
en las banquetas del pueblo, ondeaban y parecían
enorgullecerse por sus augurios, nefastos en todo caso...

Miradas en mi entorno, las banderas se ondeaban
sobre mi pensamiento, como fantasmas al viento
que corren en retirada, aceleradamente, en pos de algo...

Ayer, siempre ayer, nunca hoy, tampoco mañana;
menos mañana que hoy, ayer siempre,
como un recuerdo que fustiga mi mente,
que le acosa, le cierrra el paso,
tiende a inmovilizarle, llenarle de miedo,
de temor, de angustia, de pavor.

Nunca sabré acaso de dónde provienen esos miedos.
Nunca. Tal vez estén sembrados en mi conciencia
desde que era sólo promesa inacabada, inalcanzable.

Vi desde lejos un mañana luminoso.

¿Lo vi o lo soñé? Era sólo un sueño:
pero resultaba tan feliz como una pintura al óleo.

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