sábado, 17 de septiembre de 2011

LA LLAMA DEL AMOR



No te apagues.

Permanece;

quémame,

dame la luz:

permíteme ser

en ella.



Llama del amor:

eres la enrededera

que cubre mis jardines.

Eres la luz

que logra iluminar

la noche.

SENTIMIENTO.wmv

27 La Rana

viernes, 16 de septiembre de 2011

Raúl Rodríguez Cetina (1953-2009) *





Recordar a Raúl Rodríguez Cetina (1953-2009) es entrar a la dimensión de la fatalidad, sin ánimo de intentar colocarse en ese ángulo o perspectiva, queramos que no. Se trató de un hombre signado por el dedo del drama existencial. Y decir eso no sólo hace referencia a su persona, sino también a su obra. Vida y obra pocas veces hacen tan hondo doble carril, como en este caso; paralelismo sin igual que parece signado por el mal fario. Conocí a este yucateco, por otro yucateco, también de nombre Raúl, Cáceres Carenzo; y casi de inmediato nos hicimos amigos. Asi fuí conociendo su novelística que, poco a poco, ocupó un lugar importante en la literatura mexicana contemporánea, como bien da cuenta de ello, por ejemplo, John Stubbs Brushwood (1920-2007), en sus estudios sobre la nueva novelística mexicana de los últimos años del siglo XX, especialmente en su libro “La novela hispanoamericana del siglo XX”.




Prácticamente leí todos sus libros. Todos con el dramatismo de su vida personal. Y los leí todos, desde “El desconocido”, pasando por “Alejamiento”, “Flashback”, “Fallaste, corazón”, “Lupe, la canalla”, “Ya viví, ¿ahora qué hago? Corazón de acero”, “Bellas en su abandono”; sólo en el caso de este último libro, citado así por avatares de la memoria, narraciones cortas (cuentos o biografías); pero las demás, novelas, todas, todas, dedicadas una a una por el puño del autor y con la doble dedicatoria a mi persona y a Emiret, mi compañera (por quien siempre tuvo una manifiesta admiración: “¡Cómo te pareces a, Claudia Sheffer!”, le decía. Todas sus novelas eran autobiográficas según lo constaté y comprobé en múltiples charlas con Rodríguez Cetina; y su libro de cuentos, más dedicado a su otra afición, la admiración del mundo femenino y sus íconos. Insisto que me hice lector de la obra de RRC, a excepción de “El pasado me condena”, título que festejó conmigo cuando, vía telefónica me dio la noticia de su aparición, en coedición entre el Ayuntamiento de Mérida y Plaza & Valdés, y que me prometió, para lo cual me solicitó por enésima ocasión mi dirección: “pues te la voy a hacer llegar; con otro ejemplar para Cáceres, pues ya ves que él no tiene dirección”, me dijo. Insisto en que sus novelas, desde la primera hasta la última, son libros sacados de sus vivencias personales, desgarradoras, las más de las veces; libros fatales, desde el primero de ellos, hasta el último –“este es más autobiográfico que los demás”, según palabras del propio Raúl.

En “El desconocido” que salió a luz en 1978, por parte de una editora del sureste mexicano, Duncan editores, y reimpreso por Plaza y Valdés apenas en 2008 (y de algún modo reescrito por RRC), se dibuja la sombría semblanza de un niño que es violado por un hombre mayor y empujado por esa experiencia a la prostitución, en Mérida. Es evidente que se trata de una desgarradora confesión del autor sobre su propia experiencia con la doble moral meridana. Eso lo llevó a ser catalogado como parte importante de la literatura gay de nuestro país, al lado de autores tan importantes como Luis Zapata, Alberto Dallal, José Ceballos Maldonado, Miguel Barbachano Ponce y otros, según estudiosos del fenómeno como José Joaquín Blanco, Rodrigo Laguarda y Héctor Carrillo.




Flashback” (1982), es la segunda de sus obras, en ella se da subrrayadamente cuenta del espíritu contestastario, inconforme, incómodo, siempre enemigo del establecimiento, de RRC.




En “Alejamiento”, que me parece su mejor obra y acaso la única con la que guardó cierto distanciamiento, aparecida en 1987, se cuenta la vida de una poeta suicida. Es acaso la obra más poética de Rodríguez Cetina pues logra convertir la desdicha en un lago de tranquilidad que acaso nos dice en el entrelineado del apego enfermizo de Raúl por el suicidio. Obsesión que lo llevó en más de una ocasión a intentar fugarse por la llamada “puerta falsa”. Era un caso absoluto de depresivo obseso.




Todas sus obras, como lo relatan en muchos de los casos los títulos mismos, están emparentadas con el cine. Al que RRC tenía un especial afecto y afición. Incluso su ritmo narrativo es, declaradamente, cinematográfico como lo reconocieron importantes críticos literarios nacionales, como Héctor Manjarrez, Sara Sefcofich, Vittoria Borsó, René Avilés Fabila, Margo Glantz, Juan Domingo Argûelles e Ignacio Trejo Fuentes, éste último acaso la última persona con quien Rodríguez Cetina bebió unos tragos, según me lo confesó en la última llamada telefónica que yo le hice, pocos días antes de su trágico fallecimiento a causa de un infarto al miocardio, según lo reza el parte médico oficial, fruto de la autopsia que le practicaran luego de haber muerto como un perro callejero, solo y su alma, hasta que los vecinos, extrañados por su ausencia, pero más que nada por el nauseabundo olor que se desprendía de su vivienda, iluminada desde hacía algunos días, dieron parte a la autoridad que descubrió el cadáver de varios días, según lo consignó, en nota periodística de Milenio, el propio Nacho Trejo el lunes 29 de noviembre. De acuerdo con lo indagado: el suceso, la muerte, ocurrió entre el 20 y el 22 de noviembre, aunque el hallazgo se dió hasta el 25 del mismo mes.




Fallaste corazón” (1990), es la cuarta de sus novelas, con la que conquistó un buen número de lectores y críticas muy favorables. Sigue la brecha trágica; la brecha cetiniana.




Lupe, la canalla” (1996) es una novela divertida, con fuertes tintes tragicómicos, pues parte de una relación heterosexual de Rodríguez Cetina con una admiradora que, a final de cuentas, llegó a convertirse en su mecenas y después en una auténtica carga existencial, para Raúl. Los que estuvimos cercanos al autor logramos conocer a esta mujer que iba a convertirse en personaje de una de sus obras más discutidas, y acaso menos logradas de este narrador mexicano.




Con “Ya viví, ¿ahora qué hago...?”, se rompe una larga cadena de infertilidad que padeció Raúl por años, tantos que el libro aparece hasta, 2004, Acaso explicada por un proceso muy acelerado de deterioro personal, en la salud física, en el ánimo y en la salud mental de este hombre que parece desprendido de las páginas más desdichadas de la literatura mexicana. Y es precisamente su salud personal, el relato central de la novela, el deterioro físico, que en realidad llevó a Raúl a estar internado en un centro hospitalario por más de tres meses, fue el leit motiv de la narración angustiante, desgarradora; la tristeza y la soledad como núcleo de este relato.




La narrativa de Rodríguez Cetina constituye un aporte en el sinuoso y arduo camino en la lucha contra los clichés, el machismo y la deformación ideológica de amplios sectores de la sociedad mexicana. Podría decirse, sin exagerar, que RRC fue siempre un bastión de la lucha contra el provincianismo más chato. Además de militar siempre, con claridad, en el espectro más lúcido y menos discutido de la izquierda nacional. En reiteradas ocasiones escuché de su voz las quejas, sombrías siempre, por la situación económica, política y social de nuestro país. Sin perder por cierto una mínima esperanza que asomaba como una rendija de luz en su expresión porque las cosas cambiaran para mejorar.




No puede soslayarse, desde luego, por aparecer esta nota en las páginas de “La Colmena”, su participación en esta revista de la Universidad Autónoma del Estado de México. Fueron cuatro las aportaciones de Raúl Rodríguez Cetina para esta importante publicación del panorama cultural de la entidad y la nación. 1994, 1995, 1996 y 1997, en ese órden riguroso fueron los años en que RRC aportó sus artículos. La primera aportación de Raúl para “La Colmena” fue una traducción y notas a la misma de un artículo de Isadora Duncan, “Reflexiones después de Moscú” (No. 4, p.p. 25); después vinieron, ahora sí, aportaciones propias: “Antonieta Rivas Mercado, una mujer que puso condiciones al destino” (No. 7, p.p. 4), “Una escritora bella en su abandono” (No. 11, p.p. 14) y “Sensatez y sensibilidad de Charlotte Bronte” (No. 14/15).




Antonio Marquet, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana –UAM-, habla de la obra de Rodríguez Cetina para emparentarla, “por su carácter urbano”, con las tareas periodísticas, más que literarias, que hiciera David García Salinas en los Populibros La Prensa; y lo coloca, ahora sí desde la perspectiva de la literatura con autores como Carlo Coccioli y Salvador Novo, sus predecesores en la mal llamada “novela gay” de la literatura mexicana, en el siglo XX.




También tuvo este autor que se nos ha ido con el año, una larga carrera periodística. Fue del periodismo que Raúl logró sobrevivir siempre, aún en los peores momentos de su perenne crisis económica personal. Fue jefe de redacción de “Primera plana”, colaborador de El Día, El Universal y Por esto!. Y esporádico escriba para otras publicaciones del país y el extranjero.




No debe olvidarse sus tareas de traductor para una empresa privada, ligada a la aviación, en alguna época inicial de su estadía en el Distrito Federal, del que logró hacerse un verdadero “chilango”, pues cuando volvía de Mérida, me contaba que extrañaba “esta pinche ciudad a la que odio pero de la cual no puedo deshacerme ni en sueños”.


Descanse en paz Raúl Rodríguez Cetina. Ya leeremos su último libro, “El pasado me condena” y, si siguen abiertas las puertas de “La Colmena”, aquí mismo lo comentaremos. Cabe decir, como última acotación, que de acuerdo con informes extraoficiales, Plaza y Valdés publicará póstumamente “Turbulencias”.*

9-9 Juan salvador Gaviota (Español)

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7-9 Juan salvador Gaviota (Español)

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5-9 Juan salvador Gaviota (Español)

4-9 Juan salvador Gaviota (Español)

3-9 Juan salvador Gaviota (Español)

2-9 Juan salvador Gaviota (Español)

1-9 Juan salvador Gaviota (Español)

miércoles, 14 de septiembre de 2011

In A Gadda Da Vida - Iron Buttefly I

Entrevista a Benjamín Araujo


Entrevista de la escritora española, Nieves Marugan Romero a Benjamín Araujo M.
Publicado en mayo 17, 2010:

1.- Define, de la forma más concreta y sintetizada, quién es Benjamín Araujo...

Benjamín Araujo nació el 31 de marzo de 1949. De modo que, acaba de cumplir 61 años. Actualmente, y desde hace 34 años, vive con su esposa Emiret, de 49 años de edad, con quien procreó tres hijos: Venus, Karla y Marte. Benjamín es un hombre sincero; confiado y confiable. Nació en Toluca, estado de México; y ha vivido además de en su suelo nativo en: México, D. F., Querétaro, Texcoco y, esporádicamente por breves temporadas como paseante, prácticamente por toda la República Mexicana. Ha visitado 26 países, amén del propio.

Poeta y escritor. Tiene escritos y publicados 9 libros personales. Alrededor de una veintena de libros colectivos; ha escrito prólogo de alrededor de diez o doce libros más.

Es un hombre feliz y satisfecho. Lo que no quiere decir que sea un conformista.

Ha trabajado en 4 universidades autónomas de México; y ha sido, entre otros cargos, consejero y consultor de varios institutos de cultura mexicanos.

Actualmente trabaja para el Gobierno del estado de México, en la coordinación de Estudios y Proyectos Especiales de la Secretaría de Desarrollo Social.


2.-¿Qué disfrutas?, ¿qué cosas te gustan?

Primero que nada el amor, es lo más maravilloso que existe. Así lo he vivido con mi mujer, Emiret, durante 36 años, 34 de los cuales hemos estado casados. Por otra parte, hay muchas cosas más: La lectura, la música, la amistad; los buenos amigos, escribir y el buen vino.


3.-¿Qué cosas te disgustan?

La mentira, la corrupción y la ignorancia. No soporto la falta de democracia; y me parece terrible la demagogia.


4.-¿Cuál es tu profesión?

Estudié Turismo y Administración Hotelera, porque me gusta mucho viajar, pero me he dedicado (de eso he vivido, con honradez y decoro) a las letras, a la cosa editorial y a a la promoción de la cultura. Por eso, y para eso, he trabajado para cuatro universidades públicas mexicanas (las universidades autónomas: del Estado de México, Chapingo, Querétaro y Metropolitana-Azcapotzalco).


5.-¿Hasta qué punto tu familia ha influido en tu camino?

Mucho. Sin ellos no hubiera avanzado ni un tramo siquiera. Son mi eje central.


6.-¿Cuál era tu vocación?

Desde siempre: escribir. Eso lo descubrí desde muy pequeño. En amistad (una amistad sui géneris, por la diferencia de edades), con el poeta de Toluca, Heriberto Enríquez, que a la postre tenía 80 años, cuando yo sólo tenía 8.

Resulta que éramos vecinos (pues yo vivía a dos cuadras del Poeta). Él era amigo de mi familia paterna. Y un domingo, en que fuimos a comer a la casa de la abuela Dolores (madre de mi padre), lo conocí, y desde entonces se propuso, con una paciencia de santo, a leerme, todo tipo de literatura universal (adecuada a mi edad; o por lo menos lo que a él le parecía así); y así fue que mis padres, viendo mi interés tan marcado por las letras (o, cuando menos en ese momento, mi admiración y curiosidad por “El Maestro”), tomaron la decisión de incentivarme: si terminaba yo la tarea, podía visitar al profesor Enríquez. Y eso fue convirtiéndose en una costumbre durante por lo menos dos o tres años. Poco tiempo después el Poeta murió.

Sin embargo, yo crecí con esa semilla que, ya en mi adolescencia fue desarrollándose con mucha delicadeza, hasta hacerme, primero, un lector contumaz y, más tarde, hice mis pinitos en la escritura.


7.-Dime tu color y hora del día:

Rojo y jueves.


8.-Tu música preferida; un título:

De toda. Let It be, de Beatles.


9.-¿Por qué/para qué escribes?

Por necesidad. Para comunicarme con mis semejantes. Pero también, por qué no decirlo, para satisfacer mis ansias de lector. Hay ocasiones en que, al no encontrar qué leer, me propongo escribir algo que me satisfaga (afortunadamente, he desarrollado mucho el espíritu autocrítico y casi nunca quedo satisfecho con lo que hago. Por eso se me ha vuelto una obsesión escribir, con la conciencia de que algún día encontraré algo que me conmueva y logre llevarme hacia los demás. No existe en mí, afortunadamente el “ego” sumamente desarrollado con que cuentan muchos escritores que de ese modo logran perder el piso y sentirse autosuficientes. Por eso es que he llegado a la conclusión de que, al menos por el momento, no escribiría mi Autobiografía pues ¿quién soy?, ¿Qué he hecho o escrito de sobresaliente?, ¿qué me hace verme como algo fuera de lo común?



10.-Lo primero que llegue a tu mente al leer:

Acercarme a los demás. Y, casi al mismo tiempo, lograr la perfección. Que desde luego estoy consciente de que no existe. Pero es una aspiración que debemos tener los seres humanos en cualquiera de las actividades a que nos dediquemos.


Amigo=Fidelidad


Esperanza=Dios


Búsqueda=Una larga vida.


Planeta=Venus, Marte…o Tierra.


Libro= “El tambor de hojalata”, de Günter Grass.


Mujer= La perfección humana.


Edad= 61 años.


Crecer= Desarrollarse, trascender. Ser.


Sueño= Descanso. Reparación de la maquinaria humana. (Fábrica de fantasías; cuna de la ficción).


Hijo= Marte. (Venus, Karla, Marte; los tres hijos que procree en órden de “aparición”).


Arte= Buena vibración. Buen gusto. Gozo extremo.


11.-¿Qué extrañas en tu vida?

Nada. Vivo agradecido porque la vida me ha dado tanto. Puedo repetir la canción de Violeta Parra, “Gracias a la Vida”…


12.-¿Cuál es la meta de vivir?

Trascender. Dejar huella. Ser, antes que tener. Buscar la belleza y la bondad; la perfección, aunque sea imposible.


13.-¿Qué hay en tu interior?

Una bullente paz interior.


14.-Tu obra de arte favorita

Guernica”, de Picasso.


15.-¿En qué lugar te olvidarías del mundo…?

En el cielo.


16.-Define lo importante del ser humano, para ti

Tener una meta. Y darse a los demás.


17.-Qué parte de ti se perdió por el camino?

Tendría que analizar con severidad toda mi vida. No estoy seguro como para contestar; ni me creo preparado para dar una respuesta que me satisfaga.


18.-¿Qué ocurrirá en el 2012…?

Nada particular. Aunque hay que estar muy atentos a las predicciones de los Mayas…


19.-¿Qué te han aportado las redes Ning, Ias redes sociales?

Mucho. En realidad me han permitido ser, y sentirme, ciudadano del mundo. Tener conciencia de ciudadano del siglo XXI. Aunque creo que la llamada “globalización” no es cosa nueva, pues en realidad tenemos varios siglos con la certidumbre de estar en un mundo entrelazado, creo que estas redes han permitido que nos sintamos “vecinos”, “hermanos” del “otro”.


20.-¿Cuales son tus planes de vida?, ¿qué te queda por hacer?

Seguir escribiendo. No dejar de hacerlo hasta que muera. Gozar de la familia. Ver crecer a mis nietos; y, de ser posible, ver lo más adelante que la divinidad me tenga reservado.


21.-¿Qué cosa importante olvidé preguntarte?

Nada. Estoy satisfecho con la entrevista. Creo que nadie me había entrevistado con tal detalle y “con pelos y señales”. Muchas gracias. Y gracias por adelantado a quienes vean esta entrevista.

domingo, 11 de septiembre de 2011

ERNESTO CORTAZAR - Eternal Love Affair

José Alfredo Mondragón (1956-1990)

La muerte, siempre la muerte. La piedra de escándalo del olvido y del recuerdo. El misterio insondable permanente. La muerte como tema perenne de la poesía. Se muere desde el momento mismo del nacimiento; la agonía humana comienza con el soplo vital iniciador. Existe porque hay vida. El yin y el yang. An verso y reverso del momento que nos puebla. Es probable que no exista escritor alguno que la haya podido esquivar, ni como tema. Dejar de tocarla, en sus preocupaciones creativas, para lo que sea: abrazarla, adorarla, solicitarla, temerle, rehuirle, reconocerle, desconocerle, gritarle, murmurarle...





La muerte, multimanoseada por músicos, pintores, escultores, bailarines, artistas de toda laya y hasta no artistas. Razón de ser de la filosofía de todos los tiempos. Motivo para pensar o escapar.





La muerte, cómo no, fue un tema recurrente en la poesía de José Alfredo Mondragón. Ahora podríamos decir, siempre se dicen esas cosas en retrospectiva, que hubiera parecido que José Alfredo, el poeta que naciera en El Oro, en febrero de 1956, sabía que moriría en uno de sus tantos retornos a Ítaca, el 31 de marzo de 1990. Temprana muerte a los 34 años de edad. ¿Alguna muerte no es prematura? Parecía que lo hubiera sabido por algunos de sus proféticos textos de añoranza adelantada. La palabra es poder que cruza el tiempo:





...Con esta mano

que es más polvo que silencio

puedo asir la luz

incendiar el rostro

que no alcanzo a entender

detener el tiempo y detenerme...




En su primer poemario, Metumbe, de dónde está tomado el anterior texto hay azoro y extrañeza por la ciudad, que pareciera envolver al hombre que la habita en un torbellino, velocidad para des-almarlo, quitarle el alma, arrojarlo a la muerte o recordar, contando las cuentas de alguien que es invocado:





...Inclinada sobre la piedra,

sobre la médula eléctrica de una avenida,

sobre el tronco que se extiende

como una pregunta,

la marea enciende los rumores,

los desborda como puñados de arena

hasta sentir la voz de las vértebras,

la identidad de alguien que recuerda una edad...



Benjamín Araujo

(fragmento)

Del ensayo de Benjamín Araujo Mondragón

"El león en llamas. José Alfredo Mondragón: Obra poética"

(Edición preparada por Marco Aurelio Chavezmaya)

Septiembre de 2006.

Colección: Raíz del hombre.

Instituo Mexiquense de Cultura.