ESTACIÓN
DE VIAJE
A FACUNDO CABRAL
Has llegado al final,
con las botas llenas de lodo,
los ojos en la inmensidad
plagados de imágenes
y un corazón de oro,
de oro puro...
¡Lo lograste,
lograste subir
al andén!
Pero no fue como lo imaginabas,
en santa paz y con la tranquilidad
en la cara.
Tu rostro lleno de canciones,
que derramaste por el mundo,
miró por un momento
los rasgos del absurdo
escondidos en unas balas,
¡varias balas!
que se estrellaron contra tu dermis.
Supiste perdonar
desde el momento
mismo en que te atracaron.
Lo se, porque conozco
tu música y su contenido,
tus letras,
que hablan de hermandad,
de paz, de compromiso,
de fidelidad al género humano...
¿Cómo pudo pasar lo que viviste,
Facundo Cabral?
La vida es un libro plagado,
lleno, atiborrado,
de historias incomprensibles...
Tardé en digerir la tragedia.
Es cierto,
hasta hoy escribo,
pero tengo la certeza
de que has pasado
a la eternidad...
en cambio...
tus agresores,
no serán recordados
jamás,
nunca.
Quiero escucharte.
Tengo la fortuna de hacerlo.
Conocer lo que cantas
desde ese amplio horizonte
que es
¡¡¡la eternidad, Facundo,
la eternidad!!!
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