AL CREADOR
Tú Señor de los cielos,
que para entendernos
sufriste en la cruz,
padeciste tormentos,
humillaciones, traiciones,
no permitas que me separe
de ti; y de tus promesas
que son, sintetizando,
la Gloria infinita,
la eternidad.
Dame la fuerza en esta mano
y en la otra, en la cabeza,
en todo el cuerpo para
servir al prójimo y amarlo
sin importar su condición
o estado.
Dame la fuerza para ser
potente refugio de mis
hermanos, de quienes
me busquen; y dame
la fragilidad suficiente
para saber llorar con ellos
si es necesario, o para
darle el aliento y el optimismo
suficiente para hacerles
sonreír frente a todas
las adversidades.
Quiero ser piedra y fortaleza,
refugio y amparo, oídos atentos
y voz sabia y consciente para
dar lo que el prójimo necesita
sea quien sea, incluyendo
a mis enemigos, si los tengo;
y si no los hubiere dame fuerza
para soportar ser bendito por ti
por ser diferente sin envanecerme
ni crear enviadas, ni recelos
por los siglos de los siglos
Amén.