ALTAMAR
Siempre estaré mirándote a los ojos
pero ya no te
veo desde que te alejaste
será que soy
un marino enamorado
pues sí, es
verdad, el amor me ha tocado.
Navego bien,
navego en travesía,
siempre con
el alma puesta en tu recuerdo;
sólo me veo,
y solo estoy, atento
pues el mar
es capaz de tragarte
y hacerte
olvidar, ola tras ola.
Ahogarse en
su propia salsa
es morir
porque se quiso;
es aprender
que el destino
no desolla,
pero mata.
Aventurarse a
vivir, pese a todos los pesares,
es ya no ver azares,
ni siquiera conjeturas
es desprender
aventuras de los males padecidos
es ver a los
males, idos; y a la fortuna juntarse.
Acaso sea
mala vibra, cantar pese a lo que pasa;
pero no,
queda la casta para soportar de todo
males viejos,
nuevos males y desprendimientos
ajenos que
nunca los maldecimos ni tampoco
los quisimos;
pero que llegaron solos y nuestras
vidas anidan
como buscando guardarse de otras
calamidades.
Vuelvo a
mirarte a los ojos,
solo y en mi
pensamiento,
pero se muy
bien acaso
que si te
quiero no miento,
aunque tus
ojos existan
nomás aquí en
mi cerebro.
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