ALBA
Las mañanas son densas,
sombrías,
retardanzas de ayer;
fríos amaneceres
oscuros,
lóbregos;
como un paso de danza
malaprehendido
mal representado
nunca conseguido.
Pese a todo las mañanas
son deseadas,
esperadas con temblor
en los ojos y en la esperanza.
Nunca más a la noche:
dicta la mañana
cuando aparece en el horizonte
y clama al desierto de lo no sucedido.
Pareciera reclamar más luz,
mucha luz,
montañas de asombro por
el deslumbre convertido en gozo.
Bienvenida la espera.
La mecánica espera, bienvenida.
La dicha es mucha
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