La vida pasa
como una ciruela pasa.
Pasa la tormenta; y su escándalo, pasa,
no hay enfermedad sin cura,
todas pasan.
Los desamores se olvidan,
las tristezas ya no crecen
y sólo las ganas de amarte:
cuando consigues
sonreirme, aparecen
aparecen y crecen
como enredaderas
por mi cabeza se tuercen
y van formando caminos
a tu corazón otrora insensato.
No hay cosa más rica que el recobrar
el amor, cuando decrece;
la reconciliación es muy sabrosa
y se antoja cuando nada pasa,
ni sucede aparentemente nada;
y no hay cosa más sana
que una risa temprana.
si amanece.
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