La alegría apareció,
estuvo mucho tiempo
escondida.
En los rincones de la mente
dió saltos de chapulín;
intento sacudirse las alas
y voló; pero no por mucho
tiempo...
Porque llegó, desplegando
sus pétalos multicolores;
llenando de sulfatos los
ojos y de dulces sonidos
los oídos de todos,
sí, de todos...
Sólo los tristes padecieron
al verle y se alejaron.
Pero saltó hacia ellos,
les quitó la tristeza y
sonrieron con una risa
inmensa que abarcó los
océanos, las islas y
los mares...
¿Cómo llegó a nosotros?
tras el zumbido del amor
traspasó las paredes y
retumbó en las camas
y las mesas; en todo
el mobiliario de las casas
hasta poner sonrisas
en las caras. Amplias,
dulces sonrisas,
cristalinas sonrisas
que contagian a todos.
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