Sobrevivir, sentir las alas
de la permanencia.
Tener-tenerse
dar-darse;
sobrevivir, contar los siglos
como escamas
que nos subyacen.
Sobrevivir, matar a la muerte
cada año bisiesto.
Reconocerse dueño de su
propia montaña
y escalar la cumbre
cada primavera.
Los inviernos posarse
en el cariño
que se puede tener
a los que mueren
y cohabitar con
las desnudas musas
hasta saciar instintos
insaciables.
Desnudar a Venus
en la cueva de la imaginación
y en la roca de la creación
morder sus senos.
A propósito, 1981.
Universidad Autónoma del Estado de México.
Colección XXV Aniversario.
miércoles, 31 de agosto de 2011
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